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"Los Derechos Humanos son conquistas logradas por el pueblo..."

En un sentido amplio son conquistas logradas por el pueblo que dignifican a las personas otorgándoles la posibilidad de exigir al Estado aquello que garantice la vida en libertad de acción y de pensamiento, así como también sus obligaciones de brindar las condiciones para el buen vivir de las personas.

"Los Derechos Humanos son los derechos fundamentales de toda persona, sin distinción de sexo, etnia, edad, religión, partido político o condición social, cultural o económica, para garantizar la dignidad, la libertad y la igualdad humana."


EXTRACTO: ¿Quien soy yo? ISBN 978-950-00-0779-5. El contenido del capítulo “Derechos Humanos” fue elaborado sobre la base del Manual popular de Derechos Humanos de Javier Garin (Buenos Aires, 2008)


Lo distintivo de los Derechos Humanos es que son para todos. No existen como recompensa a servicios especiales, ni como premio a determinadas virtudes, ni como reconocimiento a ciertas características.


Los Derechos Humanos no nacieron ni se desarrollaron como protección de los particulares frente a otros particulares: para ello existen las leyes, la justicia, la fuerza pública y la organización del Estado. Los Derechos Humanos fueron creados históricamente como protección de los particulares frente al Estado.


Los Derechos Humanos no fueron creados en un único acto ni por una sola persona o grupo sino que tienen estrecha vinculación con la realidad social en la que surgieron; fueron el producto de luchas y conquistas populares y no meras adquisiciones de una conciencia jurídica abstracta. Están inseparablemente unidos a una determinada visión del mundo, a una forma particular de entender las relaciones humanas, a un conjunto de valores. Son la expresión de una concepción política.


Están ligados a nociones tales como la igualdad de las personas, la libertad, el respeto mutuo, la creencia en una forma pacífica y razonable de resolver los conflictos humanos. Su desarrollo es dinámico y progresivo, son cada vez más protectores y abarcadores.


Si hoy miramos con horror las prácticas atroces del pasado y las consideramos inhumanas e injustas aunque a sus contemporáneos les parecieran perfectamente naturales, ¿qué pensarán de nosotros los pueblos del futuro? ¿Encontrarán “humanas” y “justas” las instituciones y leyes de las que tanto nos enorgullecemos? ¿O nos considerarán también “bárbaros”, “inhumanos”, “crueles” por el trato que damos a nuestros débiles y oprimidos de hoy: a las naciones pobres, a las poblaciones civiles arrasadas por los misiles, a las minorías no reconocidas, a los niños y ancianos, a los refugiados e inmigrantes y a tantos otros?


Así y todo, se ha avanzado en la toma de conciencia y hemos adquirido la convicción de que tales horrores son horrores y no cosas naturales. En este sentido se ha avanzado en las legislaciones que resguardan los derechos de las personas aunque aún no del mismo modo en su efectivo cumplimiento.


Lo que vemos a nuestro alrededor y en la historia de los últimos siglos (campos de concentración, bombas atómicas, genocidios –que no son cometidos por criminales individuales sino perpetrados por los Estados–) es una prueba abrumadora de que aquellos logros que costaron tanto, que se adquirieron tan dificultosamente, se pueden volver perder. Entonces, nunca debemos olvidar que los Derechos Humanos son conquistas enormemente costosas, pero también enormemente frágiles. Por ello es importante asumir el compromiso que significa la lucha por garantizarlos y ampliarlos para nuestra generación y para generaciones futuras."







ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN 05/MAR/2024

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