CARGANDO...







informacionesContactoAccionesProyectosPublicacionesAudiosVideosBuscador

artículo

Qué entendemos por educación popular?

Para Freire la educación debe servir para que los educadores y educandos "aprendan a leer la realidad para escribir su historia"; ello supone comprender críticamente su mundo y actuar para transformarlo en función de "inéditos viables"; en torno a dicha acción y reflexión y a través del diálogo, los educandos y los educadores se constituyen en sujetos.

NUESTROS PRINCIPIOS FREIRIANOS

La educación es considerada como un acto de conocimiento, una toma de conciencia de la realidad, una lectura del mundo que precede a la lectura de la palabra.

Conocer el mundo es un proceso colectivo, práctico y que involucra diferentes formas de saber: la conciencia, el sentimiento, el deseo, la voluntad, el cuerpo.

Toda práctica educativa debe reconocer lo que educandos y educadores saben sobre el tema y generar experiencias colectivas y dialógicas para que unos y otros construyan nuevos conocimientos.

La educación nunca es neutra. Toda práctica educativa es política, así como la práctica política es educativa.

Las prácticas educativas siempre son políticas porque involucran valores, proyectos, utopías que reproducen, legitiman, cuestionan o transforman las relaciones de poder prevalecientes en la sociedad; la educación nunca es neutral, está a favor de la dominación o de la emancipación.

La educación por sí misma no cambia el mundo, pero sin ella es imposible hacerlo. En consecuencia, el educador progresista debe tener un compromiso ético político por la construcción de un mundo más justo.

El educador ve la historia como posibilidad; no debe perder su capacidad de indignación, no puede ser indiferente ni neutral frente a las injusticias, la opresión, la discriminación y la explotación; debe mantener y promover la esperanza en la posibilidad de superación del orden injusto, de imaginarse utopías realizables ("el inédito viable").

Las prácticas educativas críticas, articuladas a praxis sociales transformadoras, hacen posible que la gente escriba su propia historia, es decir, sea capaz de superar las circunstancias y factores adversos que la condicionan.

El diálogo no es un mero recurso metodológico o una estrategia didáctica, sino que es la condición de posibilidad de constituirnos como sujetos; sólo a través de la conversación basada en una práctica compartida y en la apertura es que me reconozco como sujeto; no como sujeto dado, sino como sujeto en permanente construcción.

La pedagogía crítica debe contribuir a construir sueños, a reinventar utopías y a sembrar esperanzas de cambio.


LEER + Paulo Freire y la educacion popular





ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN 05/MAR/2024

ir a página inicial